Hace 25 años, cuando faltaban 5 minutos para las 8 de la noche, la Argentina apareció por primera vez en la incipiente galaxia de Internet. Fue un jueves, y los medios no publicaron nada al día siguiente. Tampoco el sábado. De hecho, casi nadie se enteró. Ni siquiera en la misma Cancillería, donde estaban los equipos que habían establecido aquel vínculo satelital con la red de redes. Pero para el país fue un paso inmenso y decisivo. Histórico, también. La Argentina fue la primera nación de América latina en ponerse en línea, frase que por entonces no figuraba en la conversación cotidiana, pero que en los años subsiguientes revolucionaría la forma en que hacemos todo.
Es más: todo el asunto de Internet era tan raro, tan nuevo y tan poco comprendido que esa noche había un solo hombre mirando la consola del router cuando apareció el mensaje: "line up". En ese momento, Jorge Amodio supo que la Argentina estaba oficialmente conectada con Internet, por medio de la Universidad de Maryland, en los Estados Unidos. Pero no había estado solo en el proyecto.
"A mí me tocó la responsabilidad de que esa conexión funcionara, y mucho del trabajo técnico lo hice a pulmón, pero no puedo decir que fui yo solo porque muchos otros de una manera u otra contribuyeron desde su lado para que esto pasara. Esto incluye a varias autoridades de la Cancillería de entonces, las del proyecto de informática, y la buena onda [quizá no 100% convencidos] de gente de la Secretaría de Ciencia y Tecnología después que asumió Carlos Menem, porque encima todo esto nos encontró en el medio del cambio de gobierno -rememora Amodio en diálogo con LA NACION-. Y además había muchas otras personas empujando para que esto ocurriera: Alicia Bañuelos, Nicolás Baumgarten, Javier Díaz, Julián Dunayevich, Mauricio Fernández y Eduardo Suárez, entre otros." Desde su casa en San Antonio, Texas, Amodio sostiene que a él le tocó estar en el momento y el lugar correctos.
Para cuando ese mensaje apareció en la consola de control del router, el grupo llevaba unos tres años empujando la idea de que la Argentina se conectara con Internet. En particular, el plan de hacerlo por medio de la Universidad de Maryland había sido propuesta por Amodio en un mail enviado el 15 de febrero de 1989 a Glenn Ricart, por entonces director del Departamento de Ciencias de la Computación de esa casa de estudios, y uno de los hombres que más ayudó para lograr este primer enlace. Signo de los tiempos por venir, casi todo en esta historia iba a concretarse por medio del correo electrónico. Amodio recuerda: "Sólo enviamos una vez un fax con una firma a la National Science Foundation [NSF], que fue la que pagó los módems y la línea satelital que recibía nuestra conexión en Nueva York".
¿Costó mucho dinero conectar a la Argentina con Internet? "El router nos salió 25.000 dólares, y los módems, más o menos otros 10.000. A eso hay que sumarle el costo de la línea satelital", dice Amodio. Así que fue, considerando el valor que tendría en el futuro, una inversión ínfima.
Todavía pasarían cinco años y monedas antes de que Internet llegara al público en general. La Web nacería ese año y sólo en 1993 empezaría su exitosa carrera como servicio de Internet. Pero el primer paso había sido dado. No había todavía un cable submarino y el enlace satelital daba unas cuantas vueltas.
De la Cancillería, mediante una línea dedicada, el módem se conectaba con la estación terrena que hacía la subida al satélite. El satélite del otro lado bajaba a una estación terrena cerca de Nueva York, de donde, por medio de otra línea dedicada, iba a la representación argentina en las Naciones Unidas.
Luego, mediante otro módem, se conectaba por una línea punto a punto con la Universidad de Maryland, en donde estaba la conexión con Suranet, una de las redes regionales de la NSFNet. Con los años, esta arquitectura cambiaría sustancialmente. No tanto, sin embargo, como este cuarto de siglo ha cambiado al país y al mundo.
UNA TECNOLOGÍA CASI UNIVERSAL
- Seis de cada diez argentinos acceden a Internet al menos una vez al mes, según un estudio de la consultora Voices! Si bien la brecha digital sigue existiendo, con sectores en los que la penetración de Internet es mayoritaria (al menos el 80% entre los jóvenes, los niveles socieconómicos altos y en la Capital Federal), en todos los segmentos una porción significativa de la población accede a esta tecnología (con un mínimo de un tercio entre los mayores de 65 años y los niveles socioeconómicos más bajos).
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